12 de febrero de 1912
El emperador de China, Pu-Yi, abdica del trono y extiende dicha renuncia a sus descendientes, con lo que triunfa la revolución democrática burguesa iniciada en Wuchang (10 de octubre de 1911) y se proclama la república, concluyendo de este modo el reinado de la dinastía manchú y más de 6.500 años de régimen imperial en el país.