Se promulga en Francia el Código Civil (o Código Napoleón), producto del trabajo de la comisión formada por los magistrados François Tronchet, Jean-Etienne-Marie Portalis, Félix Bigot de Préameneu y Jacques de Maleville En el mismo, se suprime el feudalismo y se garantiza la libertad de expresión, de culto y de imprenta y la igualdad de los ciudadanos frente a la ley, aunque de hecho, por influencia del derecho romano, se establece que la base de la familia es la patria potestad, con las consiguientes limitaciones a los derechos de las mujeres (en lo referente a administrar sus propios patrimonios de manera autónoma) y a la libertad de los hijos (sometidos a la tutela paterna incluso en lo concerniente a contraer matrimonio); además, respecto a los trabajadores, mantiene el veto a las asociaciones de los obreros con fines políticos, y dictamina que la palabra del empresario tiene más valor que la del contratado en caso de controversia. En conclusión, sus aspectos más importantes regulan los derechos del hombre, la propiedad privada y la libre competencia, y protegen a la burguesía, encargada de restaurar la solidez económica del país.