Reconquista de la península ibérica. Las tropas almorávides, encabezadas por el emir Yusuf Ibn Tashufín y que cuentan con los refuerzos recibidos en Málaga, Granada y Sevilla, vencen en la batalla de Zalaca (o Sagrajas), cerca de Badajoz, a las fuerzas castellanas que dirige Alfonso VI. Este episodio motivará que el rey de Castilla se reconcilie con el Cid.

Las tropas aragonesas y navarras, al mando de Pedro I, derrotan en la batalla de Alcoraz a las fuerzas musulmanas, dirigidas por Mostain II de Zaragoza. El desenlace del combate le permite a Pedro I conquistar Huesca el 26 de noviembre.

El Ejército cruzado, a las órdenes de Godofredo IV de Boulogne (Godofredo de Bouillon), Roberto II de Flandes y Tancredo de Hauteville, toma Jerusalén a las tropas musulmanas tras cinco semanas de asedio.

Reconquista de la Península Ibérica. Las tropas almorávides de Granada, Córdoba, Murcia y Valencia, bajo la dirección de Tamin-Ben-Yusuf, gobernador de Granada, vencen en la batalla de Uclés (o de los Siete Condes), Cuenca, a las fuerzas cristianas que comandan Alvar Fañez Minaya, señor de Zorita y sobrino del Cid Campeador, y García Ordóñez, conde de Nájera; durante la lucha, además de gran parte de la aristocracia perteneciente al bando derrotado, perece el infante Sancho Alfonsez, hijo y heredero de Alfonso VI de Castilla y León. Algunas fuentes citan como fecha de este combate el 29 de mayo.

Las tropas encabezadas por Federico I, llamado Barbarroja, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, son derrotadas en Legnano, cerca de Milán, por las fuerzas de la Liga Lombarda que conduce el condottiero Alberto da Giussano. La Liga, formada por 22 ciudades, cuenta con el apoyo del papa Alejandro III y tiene como objetivos abolir el dominio alemán en Lombardía y restaurar la libertad comunal.

En su campaña de conquista de los reinos latinos de Oriente Medio, el Ejército musulmán, al mando del sultán Saladino I, derrota en la batalla de Hattin a las tropas cristianas, a cuyo frente se halla Guido de Lusignan, rey de Jerusalén.

Tras la derrota de las fuerzas cristianas ante las musulmanas en la batalla de Hattin, la ciudad de Acre se rinde a las tropas del sultán Saladino I en el transcurso de la campaña de conquista de los reinos latinos de Oriente Medio emprendida por éste.

En el transcurso de la conquista musulmana del reino de Jerusalén, la ciudad de Sidón se rinde a las tropas del sultán Saladino I.

Oriente Medio. Beirut se rinde al ejército del sultán Saladino, durante la campaña de conquista musulmana del reino cristiano de Jerusalén.

El ejército del sultán Saladino I inicia el asedio de Jerusalén, defendida por las fuerzas del barón Balian d‘Ibelin, durante la campaña de conquista musulmana de los territorios cristianos de Oriente Medio.

Jerusalén, capital del reino cristiano del mismo nombre, se rinde tras un breve asedio a las fuerzas musulmanas que lidera el sultán Saladino I en el transcurso de su campaña de conquista de los reinos latinos de Oriente Medio.

En su campaña de conquista de los reinos latinos de Oriente Medio, el Ejército musulmán que encabeza el sultán Saladino I levanta el asedio de Tiro, defendida por las tropas del reino cristiano de Jerusalén que comandan los nobles Reinaldo de Sidón y Conrado de Montferrat.

El Ejército cruzado que lucha contra la herejía albigense conquista y saquea Besiers, en el Languedoc.

Reconquista de la península ibérica. El ejército cristiano, comandado por Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón, Sancho VII el Fuerte de Navarra, y los obispos de Narbona, Burdeos y Nantes, derrotan en la batalla de las Navas de Tolosa (Jaén) a las tropas almohades, dirigidas por el miramamolín Al-Nasir Mohamed ben Yacub.

Durante la campaña contra la herejía cátara, el ejército cruzado que dirige el conde Simón IV de Monfort derrota en la batalla de Muret a las tropas de la coalición catalanooccitana, comandadas por Pedro I el Católico, rey de Cataluña-Aragón, que muere en la batalla.

Las tropas de Felipe II Augusto, rey de Francia, vencen en la batalla de Bouvines a los ejércitos del emperador germánico Otón IV, del conde Fernando de Flandes y del rey de Inglaterra, Juan sin Tierra, representado por Guillermo de Salisbury. Las consecuencias del choque, además del encarcelamiento del conde de Flandes y de Guillermo de Salisbury y del fin de la coalición contra Felipe II Augusto, provocarán la adopción de la Carta Magna en Inglaterra y el ascenso de Federico II Hohenstaufen al trono imperial en sustitución de Otón IV.

Dirigido por los condes Giordano d'Anglano y Aldobrandino Aldobrandeschi, el Ejército gibelino de Siena, partidario del Imperio germánico, vence en la batalla de Montaperti a las tropas güelfas de Florencia, leales al Papado y comandadas por Iacopino Rangoni da Modena, con lo que la influencia gibelina dominará Italia hasta 1266.

El emperador bizantino Miguel VIII Paleólogo conquista Constantinopla y termina con el Imperio latino, creado por los cruzados en territorio bizantino en 1204.

Las fuerzas catalanas, a las órdenes de Pedro II el Grande, vencen en la batalla del Coll de Panissars al Ejército francés, mandado por Felipe III el Atrevido, que se retiraba de Catalunya tras el fracaso de la cruzada contra la corona catalano-aragonesa promovida por el papa Martín IV.

Las milicias de las ciudades de Flandes, encabezadas por Guillaume de Juliers el Joven, vencen en la batalla de Courtrai o de las espuelas doradas a las tropas del rey de Francia, al mando de Roberto II, conde de Artois.

Reconquista de la península ibérica. Las fuerzas benimerines y granadinas que sitiaban Tarifa, al mando del sultán mariní Abu-l-Hasan y del sultán Yusuf I de Granada, son derrotadas a orillas del río Salado por las tropas de la coalición cristiana, bajo la dirección de Alfonso XI de Castilla y Alfonso IV de Portugal.

Guerra de los cien años. El Ejército inglés, encabezado por Eduardo III, vence en la batalla de Crécy (Picardia) a las tropas francesas, comandadas por Felipe VI.

Guerra de los Cien Años. Después de casi un año de asedio y obligada por el hambre, la ciudad francesa de Calais, defendida por el gobernador Jean de Vienne, capitula ante las fuerzas inglesas que dirige el rey Eduardo III.

Las fuerzas que dirigen Lope de Luna y Pedro IV el Ceremonioso, rey de Aragón, derrotan en la localidad zaragozana de Épila a las tropas de la Unión aragonesa, comandadas por Juan Ximénez de Urrea, señor de Biota, que perece en el combate. El resultado de la batalla significará la revocación por parte del monarca de todos los privilegios y derechos de la Unión, compuesta por nobles del reino.

Al frente de las tropas catalanas, Pedro IV el Ceremonioso vence en la batalla de Llucmajor, Mallorca, a las fuerzas provenzales, occitanas e italianas que lidera Jaime III, rey de Mallorca, el cual muere durante el combate. Este hecho supone la reincorporación del reino mallorquín, que incluye el Rosselló y la Cerdanya, a la corona catalano-aragonesa.